IGLESIA


CONGREGACIÓN DEL CULTO DIVINO
Decreto del Papa Francisco
En tiempo de Covid-19

INDULGENCIA PLENARIA
El Santo Padre concede la Indulgencia plenaria a los fieles enfermos de Coronavirus, a los agentes sanitarios, los familiares y todos aquellos que exponiéndose al riesgo de contagio, cuidan de los enfermos.
La Santa Sede ha hecho público este viernes, 20 de marzo de 2020, el decreto de la Penitenciaría Apostólica relativo a la concesión de indulgencias especiales a los fieles en la actual situación de pandemia, firmado el 19 de marzo por el cardenal Mauro Piacenza, penitenciario mayor, y por Krzysztof Nykiel, regente.
Las personas que gozarán de la Indulgencia plenaria serán los enfermos sujetos a cuarentena por orden de la autoridad sanitaria en los hospitales o en sus propias casas “si, con espíritu desprendido de cualquier pecado, se unen espiritualmente a través de los medios de comunicación a la celebración de la Santa Misa, al rezo del Santo Rosario, a la práctica piadosa del Vía Crucis u otras formas de devoción, o si al menos rezan el Credo, el Padrenuestro y una piadosa invocación a la Santísima Virgen María, ofreciendo esta prueba con espíritu de fe en Dios y de caridad hacia los hermanos”.
Siempre, “con la voluntad de cumplir las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración según las intenciones del Santo Padre), apenas les sea posible”, indica el decreto.
Agentes sanitarios y cuidadores
Igualmente, podrán ganar la Indulgencia plenaria los agentes sanitarios, los familiares y todos aquellos que, “siguiendo el ejemplo del Buen Samaritano, exponiéndose al riesgo de contagio”, cuidan de los enfermos de Coronavirus, en las mismas condiciones.
La Penitenciaría Apostólica concede también la Indulgencia Plenaria, en las mismas condiciones, con ocasión de la actual epidemia mundial, a “aquellos fieles que ofrezcan la visita al Santísimo Sacramento, o la Adoración Eucarística, o la lectura de la Sagrada Escritura durante al menos media hora, o el rezo del Santo Rosario, o el ejercicio piadoso del Vía Crucis, o el rezo de la corona de la Divina Misericordia, para implorar a Dios Todopoderoso el fin de la epidemia, el alivio de los afligidos y la salvación eterna de los que el Señor ha llamado a sí”.
PENITENCIARÍA APOSTÓLICA
DECRETO
Se concede el don de Indulgencias especiales a los fieles que sufren la enfermedad de Covid-19, comúnmente conocida como Coronavirus, así como a los trabajadores de la salud, a los familiares y a todos aquellos que, en cualquier calidad, los cuidan.
“Con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la oración”(Rom 12:12). Las palabras escritas por San Pablo a la Iglesia de Roma resuenan a lo largo de toda la historia de la Iglesia y orientan el juicio de los fieles ante cada sufrimiento, enfermedad y calamidad.
El momento actual que atraviesa la humanidad entera, amenazada por una enfermedad invisible e insidiosa, que desde hace tiempo ha entrado con prepotencia a formar parte de la vida de todos, está jalonado día tras día por angustiosos temores, nuevas incertidumbres y, sobre todo, por un sufrimiento físico y moral generalizado.
La Iglesia, siguiendo el ejemplo de su Divino Maestro, siempre se ha preocupado de cuidar a los enfermos. Como indicaba San Juan Pablo II, el valor del sufrimiento humano es doble: » Sobrenatural y a la vez humano. Es sobrenatural, porque se arraiga en el misterio divino de la redención del mundo, y es también profundamente humano, porque en él el hombre se encuentra a sí mismo, su propia humanidad, su propia dignidad y su propia misión.» (Carta Apostólica Salvifici Doloris, 31).
También el Papa Francisco, en estos últimos días, ha manifestado su cercanía paternal y ha renovado su invitación a rezar incesantemente por los enfermos de Coronavirus.
Para que todos los que sufren a causa del Covid-19, precisamente en el misterio de este padecer, puedan redescubrir «el mismo sufrimiento redentor de Cristo» (ibíd., 30), esta Penitenciaría Apostólica, ex auctoritate Summi Pontificis, confiando en la palabra de Cristo Señor y considerando con espíritu de fe la epidemia actualmente en curso, para vivirla con espíritu de conversión personal, concede el don de las Indulgencias de acuerdo con la siguiente disposición.
Se concede la Indulgencia plenaria a los fieles enfermos de Coronavirus, sujetos a cuarentena por orden de la autoridad sanitaria en los hospitales o en sus propias casas si, con espíritu desprendido de cualquier pecado, se unen espiritualmente a través de los medios de comunicación a la celebración de la Santa Misa, al rezo del Santo Rosario, a la práctica piadosa del Vía Crucis u otras formas de devoción, o si al menos rezan el Credo, el Padrenuestro y una piadosa invocación a la Santísima Virgen María, ofreciendo esta prueba con espíritu de fe en Dios y de caridad hacia los hermanos, con la voluntad de cumplir las condiciones habituales (confesión sacramental, comunión eucarística y oración según las intenciones del Santo Padre), apenas les sea posible.
Los agentes sanitarios, los familiares y todos aquellos que, siguiendo el ejemplo del Buen Samaritano, exponiéndose al riesgo de contagio, cuidan de los enfermos de Coronavirus según las palabras del divino Redentor: «Nadie tiene mayor amor que éste: dar la vida por sus amigos» (Jn 15,13), obtendrán el mismo don de la Indulgencia Plenaria en las mismas condiciones.
Esta Penitenciaría Apostólica, además, concede de buen grado, en las mismas condiciones, la Indulgencia Plenaria con ocasión de la actual epidemia mundial, también a aquellos fieles que ofrezcan la visita al Santísimo Sacramento, o la Adoración Eucarística, o la lectura de la Sagrada Escritura durante al menos media hora, o el rezo del Santo Rosario, o el ejercicio piadoso del Vía Crucis, o el rezo de la corona de la Divina Misericordia, para implorar a Dios Todopoderoso el fin de la epidemia, el alivio de los afligidos y la salvación eterna de los que el Señor ha llamado a sí.
La Iglesia reza por los que estén imposibilitado de recibir el sacramento de la Unción de los enfermos y el Viático, encomendando a todos y cada uno de ellos a la Divina Misericordia en virtud de la comunión de los santos y concede a los fieles la Indulgencia plenaria en punto de muerte siempre que estén debidamente dispuestos y hayan rezado durante su vida algunas oraciones (en este caso la Iglesia suple a las tres condiciones habituales requeridas). Para obtener esta indulgencia se recomienda el uso del crucifijo o de la cruz (cf. Enchiridion indulgentiarum, n.12).
Que la Santísima Virgen María, Madre de Dios y de la Iglesia, Salud de los Enfermos y Auxilio de los Cristianos, Abogada nuestra, socorra a la humanidad doliente, ahuyentando de nosotros el mal de esta pandemia y obteniendo todo bien necesario para nuestra salvación y santificación.
El presente decreto es válido independientemente de cualquier disposición en contrario.
Dado en Roma, desde la sede de la Penitenciaría Apostólica, el 19 de marzo de 2020.
Mauro. Card. Piacenza
Penitenciario Mayor
Krzysztof Nykiel
Regente
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LA IGLESIA CATÓLICA PRESENTE EN LOS 170 DE MANIZALES

¿Cuándo llegó el primer sacerdote a Manizales?
Manizales fue fundada el 12 de octubre de 1849 por colonos antioqueños, católicos creyentes. Ese mismo año llegó el primer sacerdote a Manizales el padre Bernardo José Ocampo. Desde entonces la presencia de la Iglesia Católica en Manizales ha sido permanente e ininterrumpida.

¿Cuándo se creó la Diócesis y Arquidiócesis de Manizales?
En 1900 el Papa León XIII creó la Diócesis de Manizales y en 1954 el Papa Pio XII la eleva a categoría de Arquidiócesis. 4 Obispos como diócesis y 4 Arzobispos como Arquidiócesis han guiado la fe de los manizaleños en comunión permanente con el Papa. Son 170 años de historia sembrando valores y espiritualidad en los manizaleños.

¿Cuántas parroquias y sacerdotes tienen actualmente la Arquidiócesis de Manizales?
La Arquidiócesis de Manizales    tiene actualmente   96 parroquias, más de 200 sacerdotes y hace presencia en 13 municipios con una atención integral a más de 825.000 habitantes residentes en toda la Arquidiócesis con un alto porcentaje de fieles católicos bautizados. La Arquidiócesis de Manizales viene aplicando el Plan de Pastoral 2015 - 2020. viene trabajando globalmente, pero metodológicamente respondiendo a las líneas de evangelización de la Iglesia Universal y colombiana, con base en las etapas de evangelización correspondientes a las Etapas Misionera, Catequética y Pastoral.

Una iglesia viva
Todo el que hacer de la Arquidiócesis de Manizales está enmarcado en cuatro áreas de pastoral: La Pastoral Profética, La Pastoral Comunitaria, La Pastoral Litúrgica y La Pastoral Social. El corazón de la Arquidiócesis está en el Seminario Mayor donde se forman los futuros sacerdotes. El CECAM, Centro de Evangelización y Catequesis de la Arquidiócesis de Manizales, donde se forman permanentemente los laicos, está cumpliendo 40 años. La Curia Arzobispal es la sede administrativa de la Arquidiócesis, allí están todos los organismos y personas que colaboran con el Arzobispo en el gobierno de la Arquidiócesis. La Casa de Retiros Villa Kempis es un espacio privilegiado de la Arquidiócesis para el desarrollo de sus actividades pastorales.

Una iglesia en Misión Permanente
A la luz del Plan de Pastoral, los Sacerdote en sus Parroquias e instituciones pastorales, los diáconos permanente, todos los integrantes de la vida consagrada en las comunidades religiosas masculinas y femeninas con sus diferentes obras, monasterios y colegios, los encargados de las delegaciones, las capellanías, los tres colegios de la Arquidiócesis, LANS, COLSEÑORA y SEMENOR con su proyección social en el colegio San Juan Bautista de La Salle, los movimientos laicales y todas las instituciones arquidiócesanas, fundaciones, hacen de esta porción una Iglesia viva que camina al unísono, buscando y propiciando siempre la unidad y la coherencia con el Evangelio.

A través de la Pastoral Social y de innumerables fundaciones e instituciones de la Arquidiócesis de Manizales se canalizan los aportes de los fieles para ayudar a los más necesitados. El Banco de Alimentos ayuda a mitigar en parte el problema de hambre que padecen innumerables familias de nuestra Arquidiócesis y el Hogar de Paso para habitante de calle brinda dormida, alimentación y atención integral y espiritual a cerca de 60 habitantes de calle diariamente desde hace 20 años. Es de resaltar la presencia diaria en las cárceles, clínicas y hospitales a través de las capellanías que buscan llevar a Cristo al hermano que sufre.

Solo Dios sabe cuánto bien han realizado Obispos, Arzobispos, Sacerdotes e innumerables fieles que han hecho presente a Jesús en los manizaleños en estos 170 años de historia. Hoy damos gracias a Dios por Manizales y por nuestra Arquidiócesis, por su gente, por su fe, por tantas personas e instituciones que realmente sirven y hacen de Manizales una ciudad grande y admirable.
Cuando Pablo Neruda estuvo en Manizales, pronunció una frase célebre, fruto de la inspiración que le causaron nuestros cielos al caer la tarde, dijo que Manizales es una "Fabrica de atardeceres", hoy decimos fábrica de amor, de gente buena, pujante, trabajadora, con fe, con amor por su tierra, sus montañas, su café, su progreso, ciudad universitaria que busca plenitud y eternidad.

(Fuente Periódico el mensajero, edición de octubre de 2019)

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